“No sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta al cambio” Darwin
Podemos quejarnos del caos o agradecer que las cosas se acomoden. A veces es necesario un cimbronazo que nos haga reaccionar, mirar lo que no estábamos mirando, detenernos, escucharnos y aprender a movernos en otras condiciones. Darnos cuenta de que podemos vivir con mucho menos, de cuáles son las cosas que realmente nos hacen sentir plenos, de quiénes son las personas a las que extrañamos y de quiénes nos ha resultado sano distanciarnos.
Y eso, que al inicio nos parece tan terrible, trae aparejado una cantidad de aspectos positivos.
¿Cuál fue tu primera reacción cuando surgió la crisis sanitaria? ¿Negación, frustración, enojo, queja, sorpresa? Creo que a todos nos encontró bastante desprevenidos, creyendo que esto que estaba pasando en China no llegaría a nuestro territorio. Finalmente cuando se decretó la emergencia sanitaria nos fuimos dando cuenta de que algo estaba cambiando y que era más serio de lo que esperábamos. A continuación el interrogante sería cómo iba a repercutir en nuestras vidas.
Y así de un momento a otro quedamos confinados a nuestros hogares, trabajando desde casa, sin actividades sociales ni deportivas, sin contacto físico, sin un panorama claro de lo que nos depararía el resto del año.
¿Qué sentiste en esa etapa? ¿Qué emociones aparecieron?
Sería conveniente que te lo preguntaras y respondieras con honestidad, como parte del camino de autoconocimiento que nos ayuda a ser emocionalmente más inteligentes. ¿Qué dice de ti la forma en que enfrentaste la crisis, la cuarentena, el distanciamiento? ¿Fuiste capaz de aceptar la realidad tal como es y adaptarte a las restricciones que nos impuso la situación?
Creo que fue la mayor prueba de aceptación a la que nos hemos enfrentado. Aceptar lo que es… lo que está fuera de nuestro control, lo que no podemos cambiar. Habrá quienes lograron ver el lado luminoso de la situación, que lo tiene sin duda. Es el momento de poner en práctica la capacidad de reencuadrar. Reencuadrar es cambiar la perspectiva para encontrar la oportunidad y el aprendizaje en una situación de habitualmente nos generaría sufrimiento.
Algunas de las medidas adoptadas por la pandemia han derivado en nuevas modalidades de comportamiento que redundan en beneficio de la sociedad. El respeto por el espacio personal del otro, ahora obligado, pero que debería ser lo natural. Las clases con mucho menos de treinta alumnos que favorece un trabajo más personalizado y una mejor atención a las dificultades individuales. El transporte colectivo con cantidad limitada de personas que viajen cómodamente. El descanso físico que tantas veces no nos dedicamos, a pesar de que el cuerpo nos dé señales de que lo estamos necesitando.
Lo que yo hice y sugiero que hagan es registrar por escrito todo lo bueno que hayan obtenido de esta situación que nos ha tocado atravesar. En primer lugar porque todo lo escrito nos ayuda a tomar mayor conciencia y en segundo lugar para poder volver a leerlo cada vez que lo necesites, con el fin de no perder los aprendizajes cosechados.
La crisis sanitaria nos ha obligado a salir de la zona de confort y cada vez que esto sucede hay crecimiento. Así que enfoquémonos en la oportunidad de desarrollo personal que se nos ha presentado porque adaptarse al cambio es señal de madurez emocional.
Mag. Carolina Aita
Magíster en Educación
Coach personal y ejecutivo