Mi tarea de coach consiste en apoyar a las personas en la concreción de metas, superar límites, cambiar creencias limitantes, gestionar las emociones entre otras cuestiones. Es por esto que cuando se inició la crisis sanitaria decidí escribir algunos artículos que, de forma virtual, resultaran una herramienta de acompañamiento en este proceso. Planteé a varias personas la posibilidad de que sugirieran temas sobre los que pudiera aportar desde mis conocimientos. Así surge este post.
“Alentarnos, fortalecernos, retroalimentarnos en tiempos de pandemia”
Este fue el título que me propuso una compañera así que de ahí partiré.
¿De qué hablamos cuando empleamos esos verbos? ¿Somos conscientes de que la retroalimentación puede ser también negativa? ¿Somos conscientes de que el fortalecimiento viene de adentro hacia afuera y no a la inversa? ¿Somos conscientes de que alentarnos no necesariamente implica una palmadita en la espalda por algo bien hecho o alguna palabra motivadora sino un genuino sentimiento de unión, una comprensión de que lo que no es bueno para el equipo no es bueno para nadie?
Vamos a ver… los verbos que aparecen allí me parecen fabulosos. Quizás difiero en la idea de que los conjuguemos en plural. Creo que la pandemia ha debido activar señales de alerta acerca de nuestra responsabilidad personal sobre cada cosa que hacemos y que no hacemos, cosas que decimos y no decimos, cosas que pensamos, que sentimos pero siempre poniendo el foco en uno mismo.
Es por eso que no puedo escribir un post dando consejos acerca de cómo apoyarse mutuamente ni otras acciones grupales, en primer lugar porque no suelo dar consejos salvo que me los pidan y en segundo lugar porque cualquier cambio que hagamos, cualquier estrategia que diseñemos para atravesar esta situación debe pasar primero por uno mismo. De esto no se sale “haciendo piña” sin una toma de conciencia, sino tomando conciencia de uno mismo para sacar lo mejor de sí y ahí recién brindarse a otros.
La compañera que me planteó este tema me relataba una situación que involucraba un cierto desborde emocional de un par de personas. Me pregunto si su idea de alentarnos, fortalecernos y retroalimentarnos tiene que ver con una necesidad de que alguien venga más bien a “consolarnos”. Tengo la sensación de que sí. Sin embargo, el significado de estos verbos es otro. De ahí que sea tan importante la cuestión gramatical de comprender el verdadero sentido de las palabras cuando las pronunciamos.
Si queremos poner en práctica esos tres verbos tenemos que entender que el primer paso es PARAR. Parar y observarnos para ver de qué manera somos parte del problema, para darnos cuenta de cuál es nuestra contribución para que la situación se vuelva tensa, estresante, agobiante o para que la gestión emocional no sea eficaz.
A partir de esa pausa ya podrán seguir un camino de callar el diálogo interno, buscar un cambio de perspectiva y dar lo mejor de sí. Y lo mejor de sí no es ningún acto de heroísmo. Consiste simplemente en hablar de buena manera, en ofrecer ayuda, facilitarle el trabajo al otro, dejar el ego de lado, entender que estamos en una crisis y que todos estamos sensibles y afectados, practicar la empatía (no de palabra sino en acción), dejar de mirarse el ombligo y pensar como colectivo.
Todo eso que he dicho es para mí la idea de alentarnos, fortalecernos y retroalimentarnos.
Todo aquello que me engrandece como ser humano me fortalece, todo lo bueno que doy genera energía positiva y así logramos una retroalimentación que sume. Ahí está la verdadera conjugación de esos verbos.
Como ya dije, no esperen que escriba un artículo dando indicaciones de cómo comportarse en tiempos de pandemia. Es justamente cuando la situación apremia que cada uno saca lo que tiene dentro. Nuestra esencia queda al descubierto. Aquí no hay fórmulas mágicas para sentirse mejor o para actuar mejor. Aquí entran en juego nuestros recursos internos, nuestros aprendizajes y nuestra voluntad de ser un poco mejor de lo que somos. No culpemos a la pandemia por favor. En todo caso agradezcamos que nos muestre nuestras luces y sombras para crecer y saber qué hacer con ellas.
Mag. Carolina Aita
Magíster en Educación
Coach personal y ejecutivo